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Citroën es una marca que siempre ha tenido cierto enfoque creativo en sus productos, eso es innegable. Sus coches gustan más o menos, pero está claro que son diferentes. Suponían una buena base sobre la que plasmar un proyecto artístico, o al menos eso debió pensar el artista frances Jean-Pierre Lihou. También debió pensarlo el director de relaciones publicas de la época, Jacques Wolgesinger, quien apoyo la idea desde el principio.
En un primer momento, la idea era realizarlo sobre un Citroen CX, el buque insignia que la marca había presentado, pero el director de la firma francesa, Jacques Calvet, no estaba tan convencido de prestarle a un artista su flamante berlina nueva. Por lo que tras varias insistencias, y cierta presión, se consiguió un GS X2.
El artista francés quería explorar el concepto de lo que llamaba "l'energétisme", que se trataba de un "crecimiento" de 73 tonos diferentes de color, combinados con dibujos en forma de flecha hacia delante y hacia atrás.
El proyecto se terminó tras 500 horas y 73 botes de pintura de diferentes colores, durante el veranos de 1.976. Estuvo expuesto en los Campos Elíseos con gran éxito, y a día de hoy esta en el "Conservatoire Citroën".
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