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El Weineck Cobra no es un modelos precisamente nuevo, se presentó hace nada menos que ocho años, en 2.005. Pero el ser novedad no es requisito imprescindible para sacarlo aqui. Tiene que contar con algo especial que merezca la pena cuanto menos, recordar. Y creerme que este lo tiene. Solo fijaros en la enorme protuberancia del capo.
Ese enorme pegote, es imprescindible para meter bajo esa pequeña tapa los carburadores que proporcionan la mezcla aire-gasolina al motor. Un propulsor que necesita muuuuucha cantidad de mezcla.
El AC Cobra, modelo de origen ingles, se hizo famoso tras pasar por las manos de Shelby que le montó un V8 de 427 pulgadas cúbicas (unos siete litros). Pero comparándolo con esto que veis en las fotos, es una pequeñez. Este juguete monta en el estrecho y pequeño vano motor un V8 de nada menos que 780 pulgadas cúbicas, que tras hacer la cuenta para pasarlo al sistema métrico decimal, nos da la bonita cifra de 12.782 centímetros cúbicos.
Una burrada desde luego. Pero más alucinante es lo que generan los ocho perolos. En total, 1.100 CV a 7.000 rpm y 1.760 Nm de par a 5.600 rpm. Y para más inri, sin ningún tipo de ayuda electrónica. A pelo. Divertido tiene que ser con el suelo mojado.
Gracias a su peso de apenas 990 kg, la relación peso-potencia muestra que cada caballo tiene la misión de tirar de unos 900 gramos de peso. Así se entiende las cifras que se declaraban para este misil. 0 a 100 en 2,9 segundos; 0 a 200 en 4,9; 0 a 300 en 10 segundos y una velocidad máxima de más de 350 km/h.
No conozco el consumo de combustible, pero es más que seguro que su sed de gasolina sea permanente.
Solo una pequeña pega. Tan solo se fabricaron 15 unidades que se vendieron a un precio de algo más de 20 millones de las antiguas pesetas. Más de 120.000 euros.
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